martes, 11 de enero de 2022

"La vista desde arriba..."


De repente vi las manos. Y las reconocí. Reconocí las muñecas minúsculas, donde cualquier pulsera por pequeñas que fueran se movían y quedaban del revés. 
El lunar en la mano derecha, las venas gruesas y azules marcándose como carreteras en un mapa. 

Observé también, como si hubieran aparecido  de repente, miles de diminutas manchas en la piel. Pequeñas pequitas de color oscuro que determinan o empiezan a determinar el paso del tiempo.

El tiempo que jamás se detiene, que no afloja, que se abre camino. Que te dice que ya no hay marcha atrás y que sólo queda ir hacia adelante. 
Cueste lo que cueste. Venga lo que venga.

Observándote  y pensando que quizás esa persona que está ahí abajo sentada, tomando un poco el sol de la tarde, aguantando el calor y suspirando por el otoño, no eres tú.

Simplemente es otra persona, alguien ajeno a la madurez incipiente. Al paso del tiempo, de proyectos ambiciosos o simplemente proyectos nuevos que ilusionan.

No eres tú. Es otra persona  a la que observas detenidamente, intentando desentrañar algo de lo que piensa. De lo que sucede de nuevo en su interior. 
De pensar que no solo pasa el tiempo sino que lo vive. Que lo palpa, que lo siente. 
Que no se detiene en pasados que ya no volverán. En ilusiones que no se mantuvieron.

Reconocerse mayor da un poco de miedo. O de inquietud.
Verse. No reconocerse. O reconocerse y no ver lo que uno esperaba. O sí...no sé...

Desde arriba es todo muy confuso...la verdad...jeje







*De Instagram:
Escribí un texto breve inspirándote  en la siguiente frase:
"La vista desde arriba"