lunes, 15 de mayo de 2023

Quiero ser mala persona

 



Me gustaría ser mala. Muy mala persona. 

Y que nada me importara. Tener un punto de psicópata o más de un punto. Todos los puntos.

Todos los putos puntos enteros y las comas y lo que sea. Mala para desear que le vaya mal a alguien. 

Para que no me importe la vida de los demás. Ni que me de pena la vecina que no llega a fin de mes y sus hijos nunca estén. Y que ella vaya a recoger una bolsa de comida al colegio de la esquina. 

Para poder pasar por delante de un perro atropellado y ser capaz de dejarlo ahí e irme a comer una hamburguesa a McDonald's. 

Quiero ser mala persona y dejar la empatía encerrada en un agujero negro. 

Y vivir sólo para mi sin mirar al mundo. 

Sin pensar en nada más que en mí misma. 

Quiero ser mala persona y meditar sobre eso. Creer que hago bien. Creerlo del todo. 

Irme a dormir feliz. Pensando en qué color me pintaré las uñas mañana para ir al trabajo y reírme de la peña que no está a la altura. Pensar en las vacaciones  en Asia y regatear al máximo para ahorrar unos cuantos billetes que sólo me servirán en mi país para un desayuno pero para ellos es la diferencia.

Quiero ser mala en todo. En cualquier pequeña cosa. En la más simple. 

En dejar comentarios hirientes en todas las redes sociales. En hacer trampas, en saltarme la fila del supermercado, en no pararme en ningún paso de peatones, en hablar mal de la peña. En tirar el agua y la comida del gato abandonado de la esquina. En poner veneno al perro del vecino que ladra mucho. En llamar a la policía porque esos indigentes que piden en la puerta de casa me molestan mucho. Hacen feo. Traen decadencia a mi barrio.

Quiero ser una mala consentida. De las que hablan y gritan que nadie ayuda ni hace nada...pero qué sofá más bonito tengo en casa. De las que se va de fiesta y deja que otros limpien por ella. De las que critica todo, porque es perfecta. 

Una mala socialmente adaptada, permitida, naturalizada.

Ser mala es lo más. ¿No?


domingo, 7 de mayo de 2023

Contradicciones


Hace tiempo que me debato entre fotografiar y hacer videos de todo para subirlos a las redes o dejar pasar el momento y vivir el presente con todos los sentidos puestos.  Dejo para mañana cosas que podría subir hoy a instagram porque no coordina el feed o no lo acompaña un texto que me termine de gustar. La capacidad de google fotos está al límite y en octubre quité la opción de hacer copias de seguridad. Es que estoy harta de tanta teconología y de tantas cosas que hay que hacer para no ser invisible. Y porque me acostumbré o nos acostumbramos a no imprimir todos esos recuerdos que fotografiamos. Están ahí en la nube, en la memoria del teléfono...Y termino en la dicotomía de querer tener todo enlatado o no querer nada. 

Y entre medio, utilizas el móvil para una mañana de trabajo, haces una foto a ese cielo hermoso porque quieres inmortalizarlo en esa red social donde ya quedó que es tu albúm de fotos personal y donde también quieres subir el último vídeo que ayer a la noche pasaste por Inshot de un cuaderno que regalaste y quieres guardarlo también ahí y así la gente que te sigue también puede verlo...

Hace tiempo que estoy en medio de muchas cosas y a veces algo tiene que torcerse. Así que entre medio de todos esos pensamientos, fotografias, redes y demás, el teléfono decidió morir. 

Sin avisar. Sin que tengas la sana y preventiva decisión de pasar fotos al ordenardor, subir el vídeo de Inshot y las fotos a Instagram. De guardar las dos mil y pico de fotografias que tienes desde octubre y que nunca te paraste a pensar de gastarte 10 dólares en comprar más almacenamiento de google ...

¿Por qué? ¿para qué? 

Muere. Queda la pantalla de repente negra y pienso...déjalo descansar...cárgalo...toca algún botoncito...Y no...el muy maldito muere sin agonizar. Con un simple PUF. Con un simple cierro la pantalla y jódete amiga! Sin un maldito suspiro. Sin error. Caput. 

Sí...y entre medio me asalta la ira, la pena, la mala leche...cuántas cosas que perdí...fotos, vídeos, muchas cosas del trabajo (de las que odio hacer fotos), notas...muchas notas que ahora me acostumbré a hacerlas en el teléfono, wattssaps...

¿Cuál es la solución a la manera de vivir de hoy con la tecnología? No termino de encontrarle el equilibrio. Y otra cosa que odio...lo poco que duran los dichosos móviles. Yo no soy una terminator. Cuido mucho todas estos aparatos, primero porque son muy caros y segundo totalmente contaminantes. La verdad es que estoy muy enfadada con este mundo que nos ha tocado vivir. Donde todo se rige para gastar más y para sobrevivir tienes que reinventarte cada día. 

Y la verdad, empieza a ser todo muy cansado.