jueves, 10 de marzo de 2016

De despedidas...Y distancias varias...


Parte 1. De muchas otras partes a partir de ahora...

No soy rara porque me guste serlo. Soy así. 
Bueno...ahora ya le encontré el punto y me mola.
Me doy más cuenta cuando me junto con la familia...grrrrr....está claro que las familias no las escogemos, son las que son. La mía es de infarto. Claro que ellos piensan lo mismo de mi. Puedo poner algunos ejemplos...
Llevo veinte años casi sin comer carne  y cada Navidad la misma historia.
-¿No comes carne?????? Antes me pillaba rebotes, ahora ya me sale una sonrisa de muñeco Chucky que para qué...y me alejo de tenedores y cuchillos varios.
 -Perdona "tieta"... ¿me das cubiertos de plástico? Nada...sólo por si a caso.
 Luego estaba cuando iba a la protectora algún domingo a ayudar. Eso si que no lo entendían...¿cómo dedicar un domingo a unos chuchos malolientes? ¿Porqué no estar en casa espachurrada en el sofá viendo a la Campos? ¿Por qué no haber salido el sábado anterior y haberme puesto ciega hasta las trancas y pasarme de nuevo el domingo con resaca en casa tirada? Mejor eso que ayudar en algo...¿no? Ahora son otras historias que mejor no las comento por si me leen...porque se ve, que hemos de ser todos igualitos y hacer las mismas cosas. No salirse de la línea, aunque esa línea te joda la vida porque no es lo que tú querrías o la que esperabas.

Ahora, me traslado a diez mil kilómetros por cuestión de trabajo y está la familia medio histérica porque me voy. Y claro, me he de despedir de ellos...ehhhhh!!!! Nos vemos una vez al año, por Navidad! Durante los 365 días casi no sé de nadie a no ser que yo me suba a verlos. Porque las distancias no son las mismas si vas o vienes. 
Me explico: Llevo 15 años viviendo a 90 km de mi familia. Si voy yo, tengo una hora de camino...que medido por ellos es...pongamos media horita....Si vienen ellos (que en todos esos años   han venido cinco o seis veces, tampoco nos flipemos) la hora se convierte en..Uyyyyy!! es que te has ido a vivir al quinto coño (perdón). Total, pon tres horas y media. 
Las distancias también son subjetivas...

Claro, ahora son 10.000 km que se convierten en cien mil...y me he de despedir como si fuera a morirme. ¿Me despido porque ya no nos veremos más? ¿Habéis visto o habéis tenido el presentimiento que  caerá el avión? o ¿me atropellará un camión allí? 
-Judittttt!!! grita mi madre,qué cafre eres...
Joder...yo es que no le veo otra...¿de qué debo despedirme? si todavía queda mucho para la Navidad...falta que pase todo el verano...Y en tres meses vuelvo a estar aquí y luego me vuelvo a ir. O sea tengo tiempo de todo y todavía no debo ir a comer canalones. De carne, claro!

Las despedidas son para aquellos a los que dejas atrás. Por que no interesan.
Para las cosas que nada importan. 
No para aquellas personas con las que siempre estarás en contacto. Aunque sea una vez al año.
Aunque sea para mandarte un tonto/emoticono en el watssap. 
Para saber que estás ahí. Y que te acuerdas.



jueves, 3 de marzo de 2016

Desandar Olvidos...


A veces me olvido de algo:
De desandar ese camino que hizo que llegáramos hasta aquí. De ser feliz por tener todo, lo que en un momento quise querer soñar. De recordar todas esas lágrimas y todos esos no puedo.
De pensar que todo quedaría siempre en un sueño eterno. De no vivir la realidad tangible sino una realidad paralela que hacía mi vida más fácil y a la vez más extraña.
De alejarse completamente de lo convencional y la línea marcada por todos.
De sentir que la vida se detenía en instantes. Que el corazón dejaba de latir algunas mañanas. Que la angustia acudía por las noches y me daban las cuatro de la madrugada esperando con ansia los mediodías.
Que todo era un torbellino de emociones y  la inercia no dejaba tregua a respirar.
¿Cómo olvidar las risas sinceras? ¿Cómo olvidar las palabras? Esos miles de deseos que aparecían al cerrar los ojos, escuchar el corazón palpitar y el estómago moverse con miles de arañas diminutas.
Desandar el camino para sonreír por todo aquel dolor que está ahí y que se cura lentamente. Por todas aquellas mañanas cargadas de ilusión y de esperanza que sólo desaparecían en instantes malditos. Pero que volvían a resucitar sin saber ni el cómo, ni el porqué. Me olvido de escuchar y de sonreír. Me olvido de mirar hacia adelante y ver que el tiempo desaparece en la nada. Que la vida es la que es.
Y te da la oportunidad de caminar, desandar y volver a caminar.