domingo, 27 de agosto de 2023

Tempus Fugit 1

 

La gestión del tiempo nunca fue lo mío. Pero en este hemisferio fue como un hachazo ver como lo pierdo. Hace un año atrás me compré dos cursos online dónde te enseñaban a gestionarlo. Cabe decir que el curso lo dejé a medias y ahí está ocupando espacio en Drive. Si a alguien le puede servir, se lo paso.

También me apunté a la moda del "journaling" y los "dailyjournal". Consiste en hacerte tu propia agenda o llevar varios cuadernos que te sirvan para organizarte. Listas de cosas por hacer mensuales que luego se clasifican por semana, luego por día y luego por hora. Y se van desmenuzando en pequeñas tareas que puedas asumir hacerlas. La verdad que este método me sirve un poco más pero igual sigo gestionando mal las horas. El móvil no ayuda mucho. Está claro que por ahí se van muchos minutos que se convierten en parte fundamental del día. 

Una amiga se levanta a las 5.30h de la mañana para que su día sea más productivo y lo aprendió de varias  "instagramers" que sigue y que son unas gurús de hacer mil cosas a la vez. Siempre me huelen a chamusquina. ¿Será que tendrán ayuda en algún sector de la casa? 

Levantarme a esa hora y mucho más temprano lo hacía cuando tenía la tienda y debía viajar a París a comprar. Y sé cómo me sentaba...todo el día de mal humor y medio descompuesta del estómago. 

-Te acostumbrarías. -me dice mi amiga. Sí claro, y dime tú, por qué debo levantarme a la hora de las gallinas si terminaré perdiendo el tiempo igual y mi día a día será ir como una zombie por la vida...No gracias. Quiero intentar que mi jornada sea productiva sin esclavizar mis horas de sueño. 

Me propongo muchas cosas. Hago listas como me enseñaron. Las ordeno y las deshago por sectores. Importancia o urgencia. Trabajo, ocio, casa y un mix de todo. 

A veces me preguntan en qué utilizo el tiempo si no tengo hijos.

Si no lo hacen así a bocajarro, lo hacen sutilmente. Un día tengo que hablar sobre lo desubicada de esa pregunta y la de: ¿Por qué no tienes hijos?. Pregunta que hacen muchas mujeres y hombres que todavía viven en otro siglo y creen que todo se centra en la descendencia que muchos no deberían tener...Esa es otra historia, también.

Volviendo al tiempo; me levanto a las ocho, ocho y media de la mañana y paseo dos perros (mi pareja pasea a los otros dos). Por suerte con él, nos partimos todo el trabajo de la casa. Desayunamos y limpio toda la casa. Es algo rutinario que no puedo dejar de hacer; pasar la escoba y recoger pelos como si fueran  las "bolas del Oeste Americano". Hacer la cama. Limpiar la cocina y los baños. Hacer la compra de lo que se necesita. 

En casa cocinamos todo. Muchos fines de semana hacemos "batch cooking" ( o sea cocinamos un montón de cosas y las congelamos para tener comida toda la semana). Pero otras veces cocinamos en el día. También cocinamos cada día la comida del pequeño Chinchu. El perro pequeño que siempre estaba enfermo y  que come "casero" y no "croquetas de perro". Y dos días a la semana a los otros tres. Han mejorado su salud al no comer esa porquería empaquetada y aunque uno piense que gastas más no es cierto. Gastas tiempo...solamente.

Después de todo eso ya es casi mediodía. Quizás debo despachar algún paquete de alguna venta del día anterior o de la misma mañana. Así que lo preparo y camino unas cuatro calles para llevarlo al punto de recogida. 

Cuando vuelvo ya debemos volver a pasear perros ( tres veces al día salen a la calle, un promedio de media hora cada perro). Almorzamos, comen ellos también. Limpiamos la cocina y ya nos dan las tres de la tarde...Y ahí me pongo a trabajar en mi habitación/taller hasta las ocho y pico de la noche.

En ese tiempo "organizo" las nuevas piezas, armo algo, pienso y escribo los temas de los posts para Instagram (donde vendo), subir historias para ser visible y que la gente no se olvide de ti y te compre. Arreglar de vez en cuando la Tienda Online y Mercado Libre (plataforma parecida a Etsy pero en Argentina). Estar pendiente de los precios (porque en este país la inflación hace que tengas que retocar casi cada mes...). Ir a los mayoristas cuando necesito algún insumo, quedar con alguna amiga, escribir, leer...

Siento que escribí esto del tirón...y si me parecía que no "hacía nada en todo el día" y me preguntan porqué no hago un curso o me apunto a  esto y lo otro ( tú que no tienes hijos... y trabajas ahí en tú casa "tranquila"...) ya me quedó claro que desde afuera todos opinamos. Pero cuando te paras a escribir (yo en este caso) atinas con todas las cosas que haces y que nadie ve o que una misma pasa por alto. Seguro que me olvido de más cosas que hago pero bueno...creo que este capítulo termina aquí.

Me doy por satisfecha.




sábado, 19 de agosto de 2023

El bien del mal



Hay gente estúpida. Y su estupidez va más allá de sus actos.
Para no creerme un ser superior diré, que seguramente hay alguien en alguna parte que piensa eso mismo de mi.
Cosas, seguro, muchísimo peores. Como yo las pienso de según qué personajes.
Podría escribir un montón de frases que sirven de cabecera para definirnos mutuamente. 
Pero la verdad, hoy voy a vanagloriarme de mi ética personal y mi capacidad de distinguir el bien del mal.

De diferenciar actos estúpidos de gente estúpida. De actos malos o de gente malvada. De palabras necias a gente necia por naturaleza. 
Podría hacer una lista o elaborar un plan, pero es más fácil que todo eso. Todo radica en la facilidad que tenemos los humanos en inclinarnos hacia el lado equivocado de la balanza. 
Donde el ego nos cubre de todas las mentiras posibles que podamos crear. Cubrimos nuestra piel de falsa compasión cuando en realidad estamos hechos de puro egoísmo. 
Simples. Somos seres simples. Cargados de explosiva estupidez.
Al acecho. Siempre preparados, listos para demostrar de todo lo que somos capaces.

Pero no vine a hablar de mi. 
Por que,  pese a que me incluyo en la descripción de esos seres deformes venidos a menos en la tierra, nunca podré ni querré parecerme a ellos.

Por eso me encargo de solventar ciertos problemas que crean ciertas personas. Sin embargo, siempre deseo creer que estoy equivocado en mi diagnostico y reviso los expedientes una y otra vez. 
Empiezo las vigilancias y las persecuciones. Pero a veces, por desgracia, no hace ni falta. Porque son tan evidentes los hechos que los señalan que no puedo darles ningún tipo de clemencia.

Cuando estaba al mando de otros, no podía ser objetivo. Ni podía contradecir las órdenes. Me daban una carpeta con un nombre y una dirección. Y la solución.

Cuando me di cuenta que a veces los ''de arriba" perdían el equilibrio entre ''el bien y el mal'' por cuestiones poco éticas y acabaron pareciéndose más de lo que debían  a los seres que perseguíamos, decidí desaparecer. 

Soy como las sombras que caen al atardecer. Soy el frío que llega de golpe en una tarde de otoño. Soy el desenlace de cualquier historia.

Espero. Estudio. Y caigo como un halcón atrapando a su presa. Sin compasión.
Por que no puedo tener compasión con la maldad. 
La maldad es la carcoma de este mundo agonizante. 
Se debe erradicar. Por eso estoy aquí y por eso sigo con mi trabajo. Sin ningún líder ni jerarca que pueda utilizarme para su propio propósito. 
Sin sesgos. 






viernes, 11 de agosto de 2023

Piezas


Eras como la diminuta pieza de un puzzle.

Desfragmentado. Perdido en un cajón sin caja. 

Piezas sueltas sin posibilidad de saber cómo encajarlas. Desordenadas.

Sin entender el significado.






martes, 8 de agosto de 2023

Tony y Susan o Animales Nocturnos




De como llegué a  este libro es por así decirlo bastante curioso.
Me encantan las bandas sonoras. Cuando miro una película o una serie tengo siempre mi móvil cerca con dos apps: Google keep y Shazam.
Una para anotarme esa frase que me gustó y la otra para buscar quién es el autor de la música que suena de fondo. Es una app genial. Hasta en el supermercado la he llegado a utilizar acechando alguna melodía.

No recuerdo bien cómo encontré "Animales Nocturnos" en Spotify. Quizás porque ya había escuchado algo de Abel Korzeniowski y la aplicación te da sugerencias. Así que llegué  a esa banda sonora y la hice mía durante todo el año 2022. Mía quiere decir, que Spotify me recordó en diciembre que había escuchado esa banda sonora en bucle...como un total de no sé cuantos cientos de días...

Luego busqué la película. Por suerte estaba en una plataforma que yo tenía: Flow.  
Otra cosa que hago es mirar los comentarios y varias personas hablaban mejor del libro. 
Así que lo busqué y leí buenas reseñas. Decidí leerlo antes que mirar la película.

Es un libro que me generó angustia. Está lleno de violencia. Pero es una violencia no explícita. Es una historia de venganza pero toda extraña para mi gusto. 
Es un libro dentro de otro libro.

Susan recibe una novela escrita por su ex marido Edward ( Animales Nocturnos ) y pasa tres noches consecutivas sin poder parar de leerla. 
Tony es el protagonista de esa novela.

Mientras vas leyendo las dos historias se van entremezclando psicologicamente. Vemos todo lo que le ocurre al protagonista de Animales Nocturnos.
Mientras leía, me iba enojando con él, con su situación. Intentaba entenderlo. 
Comprendí que no es un héroe, sino una persona normal en una muy mala situación. 
¿Cómo reaccionaríamos nosotros ante una situación de violencia? 
¿Cómo protegeríamos a quién amamos? No somos Bruce Willis. Y, con el diario del lunes...¿qué cosas podríamos haber hecho que no hicimos? ¿Cómo nos perdonamos? ¿Cómo seguimos con nuestra vida? ¿Nos vengaríamos? ¿Seríamos capaces? ¿A qué costo?


Mientras vas leyendo, Susan va recordando y repasando su vida. Una vida parecida a cualquier otra, una mujer que deja muchas cosas para construir su "ideal" de familia. Hace balance, recuerda, compara y entre todas su inquietudes y  sus dramas personales intenta comprender a Tony. Como juzga desde el cómodo sillón de su casa todas las decisiones que él toma, como las critica y analiza. 
Como también lo hace con todos los demás personajes, personas complejas con distintos objetivos y maneras de ver y respetar la vida. Mientras se va desgranando su relación con su ex marido.


Tony y Susan o Animales Nocturnos es un libro  extraño pero fácil de leer y que te atrapa como atrapó a Susan. 
El final es un poco rarito pero la novela en sí creo que ya lo es. 
Leo muchos libros de ficción tipo policiales o thrillers y este no se parece en nada a ninguno, quizás por eso me gustó. Genera suspense, angustia y te hace pensar. 
¿Cómo reaccionaría yo ante una situación así? 
Yo no lo sé. Y espero no saberlo jamás. 


Luego miré la película. Es oscura y también tiene ese punto extraño. No creo que sea fácil adaptar esta novela a la pantalla. Pero tiene la esencia. 
Obvio, la música es lo más espectacular. Creo que salva muchas de las escenas.



PD. Ya sabéis que yo no sé hacer reseñas...sólo escribo sobre mis percepciones. De si algo me gusta o no me gusta. Y es una manera también de volver a escribir. 
Que sea buen o mal libro no debo decirlo yo. 
A mi me entretuvo.





Banda Sonora:




" en qué punto la no resistencia se convierte en suicidio o
 en negligencia por aceptación tácita"


"mirando hacia atrás desde la superioridad del presente"





Tràiler Película:





sábado, 5 de agosto de 2023

El robo de la Barriguitas Negra.


 
Estas semanas  las redes están a explotar con Barbie; la rubia de cuerpo escultural que tanto da que hablar. Yo también quise una Barbie de pequeña y aunque en mi casa no estaba el horno para bollos alguien me la regaló. Y cuando la tuve, mis hermanos se encargaron de dejarla coja. 

Así que tuve que hacer de enfermera Barberil y con un trozo de lana pegarle la pierna a la cadera de nuevo. 
Nunca volvió a a ser la misma. 
Luego a mi se me ocurrió cortarle el pelo y borrarle los ojos azules con acetona. 
O sea que mi pobre Barbie quedó coja y ciega demasiado pronto.

Y eso que nunca perdió el glamour.  Tenía sus zapatos de tacón aguja fucsias, un pantalón plateado con purpurina y un abrigo peludo (lo recuerdo a la perfección) de color azul eléctrico decorado con toques en plateado. 
Durante muchos años la conservé en un cajón. 

De todas maneras habían unas muñecas que a mi me fascinaban y me gustaban muchísimo más que Barbie. Y esas eran "las Barriguitas". Medían un palmo y eran unos bebés barrigudos muy bonitos y graciosos. Pero lo dicho, en mi casa no había pasta para comprar tantos juguetes. 

Igual yo era bastante "marimacho" y me gustaba jugar a los "clicks de famobil" con mis hermanos y a la que me percaté que las muñecas siempre terminaban pasando a mejor vida, me salía más a cuenta jugar con ellos y sus "Playmobil".

Pero las barriguitas me habían robado el corazón y mi parte más neni se moría por ellas. 
Así que con ocho o nueve años o quizás más...no recuerdo la edad de mi más vil fechoría, les robé a mis primas una Barriguitas bebé de color negro.
 
Durante años y años fue mi secreto. Cuando venían a casa me cuidaba de guardarla muy bien. Ni si quiera mi madre se dió cuenta jamás. 

Ellas tenían como cien barriguitas! y yo siempre me quedaba mirándolas extasiada. Tenían todas las barriguitas que salían nuevas: la Barriguitas Sirena, la China, la Mexicana, la rubia de pelo largo, la morena de pelo con rulos...muchas...tenían muchas y todas esparcidas por la casa, tiradas. Y yo no tenía ni una puta Barriguitas. Perdón.

Con treinta y pico de años en una cena de Navidad les confesé que les había robado una Barriguitas...  Las dos empezaron a descojonarse de la risa mientras toda la mesa se quedaba callada intentando averiguar qué ocurría.
Les grité: He cargado durante años con eso en mi conciencia y ¿nunca os disteis cuenta?

-¿Cómo nos íbamos a dar cuenta si teníamos muchas? Nos podías haber pedido una y quizás te la hubiéramos regalado...

No, la verdad que no creo que me la hubieran regalado porque eran unas niñas un poco repelentes aunque yo las amaba. Odiaba su desorden y lo descuidadas que eran con las cosas. Era ese descuido habitual de las personas que tienen de todo y que no aprecian nada. No me la hubieran regalado así que opté por robarla. Les pregunté si querían que se la devolviera...creo que todavía se ríen...

Robé una Barriguitas bebé de color negro que además no llevaba ropa y nunca pude pedir a nadie que me compraran un conjuntito porque nadie debía saber que yo tenía esa muñeca. 

Fue mi secreto por más de veinte años y la conservé hasta que me mudé a Buenos Aires. Ahí dejé que el apego a mi robo y a mi muñeca hermosa se fuera dentro de muchas cajas con otros cientos de recuerdos.