viernes, 26 de abril de 2024

La vida me abduce.

 


Buaj...no me he pasado por aquí desde el año pasado...la vida me tiene abducida...Es tremenda la velocidad con la que pasa el tiempo y los años. La vida te pasa por al lado y  simplemente no eres consciente. Hasta que un día, de nuevo, debes tomar decisiones. Ahí  te das cuenta de que no te queda mucho para ser vieja. O ser una vieja moderna. 

Ahora soy una "señora mayor"...y debo espabilar antes de que la vejez me alcance...

¿A qué edad se hace uno viejo? 

Atrás quedaron esos días en que el mundo parece tuyo. Que nunca va a terminarse. Que siempre vas a tener tiempo de hacer todo lo que quieras o lo que es más importante; vas a tener las ganas de hacerlo. Donde las responsabilidades no lo son tanto y todo parece fácil aunque no lo sea. Y posees fuerza.

Creo que terminé mi combustible hace mucho. También hace mucho que voy en piloto automático. Aunque me vaya reinventando cada día. Y cada día parezca que todo vaya bien. Que sea la mujer mayor más chachi del mundo mundial...con mi sonrisa y mi buena energía.  

La verdad verdadera es que me está costando todo. 

Últimamente estoy triste, perezosa y con mucha angustia. Esa angustia a la que le falta poquito para ser ansiedad y querer irme al fin del mundo. Pero cuando me digo eso a mi misma...muero de la risa...

Hace ocho años me fui a ese "fin del mundo" y "caí" a diez mil kilómetros de España...¿ahora qué hago? me voy a Nueva Zelanda, al Polo Norte, donde Dios perdió la zapatilla...es un tema lo mío...

Soy de las que siempre dice que nunca se arrepiente de nada de lo que hizo. Pero no es cierto, hace un tiempo que me arrepiento de no haber estudiado. No digo una carrera. Puede ser un oficio. Saber que puedes encontrar un trabajo en cualquier lugar del planeta. 

Pero no. Ahora jódete amiga...Cada vez tienes menos ganas de reinventarte, aunque debas hacerlo. Y tienes menos energía para "crear de la nada emprendimientos" que sean rentables. Porque sinceramente, a mi edad ya no me quedan ganas de estar pensando si llego o no a final de mes. 

Y me repito, que no debería quejarme. No debo hacerlo. 

Pero es lo que tiene escribir, que te desahogas.