domingo, 27 de septiembre de 2015

I was feeling sad


No me desprendo de esta segunda piel llamada tristeza, que llevo ya impregnada desde hace meses. Yo misma me voy repitiendo que es casi un delito sentirse así. Rectifico, casi no...es, un delito.
Pero cuesta muchísimo ir contra el ánimo. Me levanto y me digo en plan secta: nena, sonríe, hoy vas a hacer un montón de trabajo y se van a arreglar unas cuantas cosas.
Pero al paso de las horas vuelven esas nubes negras que poblan mi cabeza y no dan tregua alguna para respirar. Y me sigo diciendo que no es justo que ande de esta manera cuando a mi alrededor se desangra el mundo.
Pero está claro que todos vemos sólo nuestros problemas y nuestras miserias.

Vago con la mirada anclada en algún lugar y miro con odio a la humanidad. He llegado al punto que no puedo con la vida. Esos seres imperfectos y desastrosos que somos las personas. Que sólo miramos nuestro ombligo. Estoy triste y no debería.

Vuelvo a repetirme una y otra vez que el mundo es el que es y que nadie ni nada logrará cambiarlo.
Una colega decía el otro día que nuestra civilización había llegado ya al punto de la destrucción, como pasó con los egipcios o los romanos. Civilizaciones poderosas que cayeron y nada pudo salvarlos. Y que nosotros ya entramos en la espiral de la autodestrucción. Que agonía de pesimismo.

Pero cuando te paras a mirar. Un segundo simplemente, puedes ver...y cuando envuelvo mi ser al desvarío de lo animal, huelo el aire con mi trufa ancestral y percibo el declive. Entonces es cuando quiero encerrarme de nuevo en mi bosque particular y no salir jamás.






2 comentarios:

  1. Ay nena que mal rollito... zámpatelo como si fuera de primavera, el rollito digo! ;) Y sigue repitiéndote por las mañanas lo de "sonríe nena!

    Un petonás I loveU

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    Respuestas
    1. Jjjjaaaajajjaa como un rollito de primavera...
      lo pruebo NOrita preciosa
      un besazo

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