viernes, 19 de enero de 2018

Sensaciones de lugar.



De mis dos meses en "casa", no sé que puedo decir. Ni qué conclusiones sacar.
Estuve en modo "off" todo el tiempo. Queriendo y no queriendo estar.
Quería quedar con todas esas amigas que hacía casi dos años que no veía, pero con las que ya estaba medio conectada. Casi que no te vas del todo, con tanta tecnología.
Me quedé a la mitad con todas.

Con la familia...a la semana necesitaba huir de ellos.
Girona es una ciudad que me entristece el corazón.
Me encanta pasearme. Pero que sea un día. Y que me quede el sabor de necesitar más. No de empacharme, no de necesitar buscar escapar. Es mi ciudad, son mis orígenes, es conocerlo todo, es la sensación de opresión. De control. De isla desierta.
Sí. Girona es una isla desierta en la que me ahogaría al séptimo día. Como me pasó.
Y tuve que marcharme.
No sé cual es la razón, en realidad.

Arenys de Munt no me produce nada. Quizás más calma. Pero me la producen los/mis animales y el reconocer, ahora que estoy lejos, que es un buen lugar para pasear.
Para estar tranquilo. Puedes dormir.
Puedes salir a caminar al bosque en cinco minutos. Nunca te das cuenta de esas cosas si no careces de ellas. Y ahora carezco de ellas. Quizás por eso, ahora lo valore.

Mataró no me da frío ni calor. Es una ciudad en la que lo di todo. Mi último aliento en cuestión de trabajo. Me esforcé al máximo y no sirvió. O sí. Todo sirve en esta vida. Aprendí mucho.  Y me quedaron grandes amigas. Y otra familia.

Dos meses de vacaciones para desconectar de mi añoranza.
De pensar que estoy muy lejos de todo.
Y cuando estaba allí pensar que estaba muy lejos de aquí.

Lo que son las sensaciones en cada lugar;
mentiras o realidad
no sé qué decir.



20 comentarios:

  1. En realidad no hay nada a lo que poderse aferrar. Todo cambia y nosotros nos creamos un discurso interno -muchas veces fomentado por miedos y por necesidad de seguridad- que intenta otorgar un sentido a los componentes de nuestra vida; un sentido que nos deje tranquilos, aleje nuestros temores e intente mantener lo que nos hace felices. Ese discurso está cargado de emociones que se pegan como un velo a nuestra experiencia directa y no nos permiten ver las cosas tal y como son.
    Pero, ¿qué ocurriría si no hubiera ningún discurso?
    Girona sería la-Girona-de-este-momento, Mataró el Mataró-de-este-momento, etc, etc, etc.

    La sombra de las emociones se proyecta sobre todo; y debajo de cada emoción está la aversión a lo que no nos gusta o el apego a lo que nos causa placer; y debajo de la aversión y el apego está el olvido de que todo cambia y que la consistencia del mundo es la misma que la del viento que, inatrapable, escapa entre nuestras manos sin que nadie lo pueda remediar...
    Lo que es, es. Y no es poco; más bien es asombroso. Simplemente hacer lo mejor que se puede, con lo que se tiene y se sabe, en cada momento... Pero no se nos da muy bien, ¿verdad? A mí desde luego no. Tengo un cubrelotodo que funciona casi las 24 horas del día jajaja. Sólo cuando uno se queda quieto un buen rato, se sienta y escucha en silencio, se da cuenta del poco interés que muestra su mente-ávida por la realidad. Pero, si tiene el coraje de perseverar, se puede encontrar con pequeñas sorpresas, como la de encontrar un placer escondido en el disfrute de las cosas cotidianas, simplemente dejándolas ser. Y eso, mi querida J. no tiene nada que ver con uno mismo, ni con su discurso interior. En realidad siempre está ahí, solo que lo cubrimos con nuestras gafas de colores. La alegría -decía un hombre sabio- es lo propio de la vida. Cuando te quitas de en medio, añadiría yo. Y quitándote de en medio, eres. Más tú misma que nunca.

    Una persona a la que aprecio mucho (también catalana) nos contó una vez una historia parecida a la tuya. Por cómo había sido su vida, nunca había parado de viajar. Pero un día, de regreso en Barcelona, sintiéndose un poco como tú nos has descrito, le dio por mirar al cielo; y eso le hizo pensar que, estuviera donde estuviera, siempre estaba el mismo cielo sobre su cabeza, a pesar de todos los cambios. En realidad el cielo era una metáfora: ella se había dado cuenta de que había "Algo" que no cambiaba a pesar de todos los cambios continuos de su vida y que, por lo tanto, siempre estaba en casa, estuviese donde estuviese.

    Como dice un poema japonés: "tu ir y venir no tienen lugar mas que Aquí." Y este "Aquí" es ese "Algo".
    Vamos, venimos, cambiamos de sitio, de amigos, de formas de pensar... Pero, si te das cuenta, hay algo que no cambia desde que eras una niña pequeña. Ése es tu hogar, y también el de tod@s.

    ¡Muchos besos!
    Me alegra mucho tu regreso :o)

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    1. Me quedo con algo que parece tonto y no lo es J., me quedo con: "Simplemente hacer lo mejor que se puede, con lo que se tiene y se sabe, en cada momento..."
      Sí...como tú dices no se nos da muy bien, pero es lo que tenemos y es lo que hay...y hay días raros o malos y hay días buenos o estupendos. Ahí es donde debemos encontrar el equilibrio y seguir hacia delante. Y sí...iremos, volveremos...pero deberé, deberemos encontrar el lugar donde encontrarnos a gusto. Y sentirnos "en casa"

      Un besazo J. gracias por todo!!!

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  2. Son las paradojas de regresar a los lugares donde algúna vez fuimos felices. Cuando mitigamos nuestra añoranza volviendo a ellos, no los reconocemos.

    Esos lugares cambian constantemente, junto con los que los habitan, y a regresar a ellos, somos conscientes de repente de esos cambios, y de que la vida, nuestra vida, es un río en perpetuo movimiento, y de que el tiempo es imparable.

    Y nunca sabemos demasiado bien como navegar por ese rio, acabamos dejándonos llevar por su corriente

    Bienvenida a casa. Un beso.

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    1. Sabes, yo creo que los recuerdos son raros. Se distorsionan con el tiempo. Y eso hace que tengamos sensaciones extrañas cuando volvemos a un lugar. Un lugar donde viviste muchas cosas, buenas y malas.
      Yo no soy de recordar lo malo. Me queda siempre lo bueno o eso intento. Pero sí es cierto, que me obligo a recordar las cosas malas. Para que esos recuerdos, que parece, que siempre son buenos, no me entorpezcan el presente.
      Es algo raro que hago, pero que me funciona, no sé si se entiende...jejeje
      Diré, que las sensaciones son extrañas, pero que tengo la suerte, al final, de poder tener varios lugares donde por suerte, soy bienvenida, y eso debería agradecerlo. Y lo hago, de verdad.

      Muchos besossss!!! y muchísimas gracias!!!

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  3. los exiliados tenemos esa sensación del lugar de donde vienes, a donde vas

    En mi caso, intento destacar aquellos instantes que me hicieron feliz determinados lugares. No siempre funciona

    besos

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    1. Creo que uno debe encontrar lo bueno a todo. Al lugar, a la gente, a las situaciones...
      Si vas bien predispuesto todo se hace más fácil. Pero es inevitable sentir añoranza del pasado. Es algo humano. Estúpido pero humano...
      Pero por suerte, vamos aprendiendo!!!

      besitosss

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  4. Será que nadie se baña dos veces en el mismo río.
    Un beso grande

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    1. Puede ser...
      o quizás al final, el agua es la misma, las corrientes son parecidas...en cualquier lugar del mundo...
      besotes

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  5. Es muy difícil irse y es muy difícil volver. Has transmitido muy bien tus sensaciones, me he quedado cierto desasosiego después de leerte, quizás porque te entiendo.
    Un abrazo.

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    1. Gracias Dorotea
      Creo que las sensaciones son extrañas, porque al final, uno no es de ninguna parte. Y eso estaría bien, si todos hiciéramos lo mismo. Que todo el mundo tuviera esa misma sensación, te entenderían mejor y entenderíamos mejor.
      A veces pienso, que debería ser obligatorio en una época de nuestra vida, emigrar a otro país para que todos supiéramos qué se siente. Estaría genial.
      Gracias por tus palabras, un gran abrazo!

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  6. Ya empiezas a sufrir el mal de los viajeros. Ya no perteneces a ninguna tierra, un poco extraña en todas. Me lo han contado. Aunque si te sirve de consuelo mi forasterismo se debe a motivos de personalidad, a veces también me siento ajeno a mi entorno. O mi entorno ajeno a mí. Pero desde luego yo me muevo tan poco de mi sitio que cuando te leo correteando por aquí y por allí sin demasiados problemas te admiro. La facilidad con la que debes hacer maletas y largarte al otro lado del mundo y como si nada. Alucino para bien. Y claro que en el fondo sigues siendo la misma. Un poco más sabia, con el cerebro tuneado por la experiencia y enriquecida. Con más vida en un año que yo en cinco, por ejemplo. Más incluso...
    Pero sigues siendo tú. Por tus letras de ahora veo que la personalidad sigue siendo la de Maman. Tú vas a seguir resistiendo idéntica al ajetreo. Y las ciudades... Bueno, has regresado buscando un recuerdo pero los recuerdos no existen más que en nuestra cabeza. Y con el tiempo y la distancia son cada vez más inexactos. No sé si las ciudades que mencionas han cambiado mucho o poco, yo creo que lo último. A Mataró la veo siempre de paso pero siempre la encuentro igual. Y Girona hace tiempo que no la visito pero vamos, no ha pasado tanto tiempo como para que te encuentres otra ciudad. En fin. Un escrito muy interesante. Ya sabía que me estaba perdiendo algo bueno. Besos

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    1. No es nada fácil vivir en un lugar que no es el tuyo, pero al final uno va adaptándose. Volver tiene un gusto extraño. La gente es la misma o no...porque con el tiempo vamos cambiando. Nosotros y los demás. Las ciudades quizás...bueno sí...cuando te cambian los sentidos de las calles y te cagas en todo, jjejee!! por aquí podía doblar y ahora no...grrrrr
      nada, tonterías!
      Hacer las maletas...me tocaste la fibra...no sabes lo difícil que es eso para mi...me monto unos dramas!!!,me querría llevar todo! luego me da la vena minimalista y pienso...puedes vivir sin tantos trastos...arrrggg!! no sabes lo difícil que es eso!! sí, somos apegados a todo! Yo, ahora quizás, un poco menos, evidente, he dejado dos casas en poco tiempo, me he mudado al otro lado del mundo, dejé tantas cosas... El apego...el apego no es nada bueno, la verdad, es un coñazo.
      Pero sí, creo que soy la misma, con mis mismos dramas y mis paranoias. Intento aprender de la vida y de todo lo que me rodea, las cosas buenas y las malas.
      Te mando un besazo gigantesco Sergio!

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  7. Esa necesidad de pertenecer, ese apego que creemos indispensable para que nuestra especie sobreviva. Es una especie de muerte, el no tener un lugar. Porque lo dejaste o te lo quitaron, da igual, casi un juego de sillas nos da la validación.
    Qué bien se siente pertenecer, no?
    Hasta que un día descubres que algo te reclama, algo te duele, supura y escuece.

    Siempre estamos en desventaja cuando de regresar a un lugar se trata, sin embargo será diferente cuando aprendamos a regresar a esa risa con la que alguna vez reímos.

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    1. He pensado mucho en eso A. En lo que dices de pertenecer...de chiquita que siempre tuve la necesidad de irme muy lejos. Era como si el lugar donde vivía no me perteneciera. En diferentes etapas de mi vida tuve la oportunidad de irme y no lo hice por miedo. Por estar lejos de mi entorno.
      Y sí...un buen día descubres que algo te reclama.
      Deberíamos perder el miedo a esa especie de necesidad de sentirnos apoyados, de ser de algún lugar, de algún grupo, de...no sé...
      Deberíamos poder sentirnos libres y felices de estar en otros lugares y pertenecer a todas partes.
      Sería genial.
      Voy aprendiendo.
      un abrazo hermosa

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  8. No se que decirte Te leo
    es como escucharte... y sin juzgar ....te admiro

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  9. Respuestas
    1. No se preocupe Sici,
      yo ando siempre correteando por aquí...por allá...
      gírese, quizás estoy detrás suyo
      quizás soy esa sombra que se mueve
      le mando un beso,
      seguro le llega...MUA!

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  10. Querida Maman te entiendo perfectamente cuando te refieres a las sensaciones que nos producen los lugares y que estando aquí queremos estar allá y viceversa, pero a mí lo único que realmente me hace regresar es el compromiso, no porque aquí me sienta mal, sino porque cada vez que voy a mi tierra la encuentro más hermosa, me gusta todo, y por encima de cualquier cosa mis amigos y obviamente mi hijo, pero la verdad es que me cuesta volver cuando estoy allá.
    Y ya aquí ni te cuento el horror que es acostumbrarme otra vez a mi rutina diaria, pero bueno, es lo que hay...

    Besos

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    1. No sé qué decir a eso Iris, cuando alguien que vive en un lugar que no es el suyo, aunque no esté mal del todo, cuando vuelve a su lugar de origen no desea irse...es que quizás terminó su tiempo ahí. Si el compromiso es lo único que hay, no te conformes con eso. Busca la manera de volver a estar donde quieres estar, aunque debas comerte con patatas según que miradas o comentarios. O bien, empezar a generar un plan b. Seguro encontrarás la manera.
      Un besito.
      Sí...es lo que hay...pero que no sea para siempre...

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