lunes, 23 de marzo de 2020

Bizcocho y chocolate


Recuerdo cuando mi madre hacía  bizcocho de yogur y limón y hervía chocolate. Y
se juntaban en nuestra cocina unos cuatro o cinco niños del barrio.

En esa época las cosas no andaban bollantes. Ese bizcocho era una alegría para nosotros y los demás niños. Nuestra casa era la única que siempre estaba llena de niños.
Y siempre había alguno a comer.
Y eso que nos faltaba más que nos sobraba. No recuerdo pasar jamás hambre pero hoy en día sé hacer diversas sopas y cocinar algo bueno de cualquier sobra.

Recuerdo cuando subían a la puerta de casa y yo no debía moverme, alguna mujer vestida de negro con niños de caras sucias y  ropas viejas, esperaban a que mi madre les diera una bolsa de leche, harina y algún paquete de fideos. Y no nos sobraba. Pero ella me miraba y me decía: pobre gente.

Luego, la miraba sentada en el sofá fumando, con su bolígrafo y su pequeña libreta apuntando todos los gastos del día. Porque seguro nunca llegábamos a final de mes, pero yo era muy pequeña para saber qué era eso. Pero "sabía" que las cosas no iban.
A día de hoy casi como una manía, tengo una agenda sólo para apuntar todos los gastos diarios.

Algunas cenas que recuerdo eran a base de puré de patatas de bolsa y un trozo de hígado frito con ajo y perejil. Creo que ahí empecé a ser vegetariana. O cuando íbamos a la carnicería a comprar "carne de caballo" y yo miraba las neveras e imaginaba al caballo trotando por el campo.

Nunca me han gustado las carnicerías. Su nombre ya indica todo.
Pero a los seis años no puedes tomar decisiones. Al menos antes.

Yo siempre acompañaba a mi madre a todos lados. Yo era una "rata sabia" como ella me llamaba. Sí. Me quedaba con todos los detalles y los almacenaba aunque no los entendiera.

Con la edad, esos detalles a veces vienen a mi. Como quien abre un armario viejo lleno de vestidos con olor a moho y alcanfor. Y los desempolvas,  para ver si hay algo interesante con lo que quedarte.

Y quizás te ayudan a comprender en qué consiste todo. Al menos lo básico.











4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Los postres se me dan fatal Noel...se me queman, me quedan sin sabor...es lo que hay...

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  2. Cuando era pequeña pasé mucho tiempo en casa de mis abuelos y muchas de las sensaciones que describes en tu texto, yo las viví en aquella casa. La ayuda a los vecinos que tenían menos aún que mis abuelos, el acoger a viejos amigos que no tenían adonde ir para al menos darles un plato de comida caliente, el anotar las cuentas. De aquellos días a mí me ha quedado más el sabor a arroz con leche que a bizcocho.
    Un beso enorme.

    PD Me encanta leerte por aquí otra vez.

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    1. Si te soy sincera tengo pocos recuerdos de cuando era pequeña. Debo hacer grandes esfuerzos para recordar.
      Pero de tener poco sí me acuerdo. Eran otros tiempos y creo que uno valoraba más lo que tenía. O no...no sé.
      Pero yo recuerdo muchas cosas de estas con cariño.
      Creo que a mi me quedó que siempre hay alguien peor que uno y que por eso no podemos quejarnos. Y si nos quejamos que sea para encontrar la manera de cambiar nuestra situación. Y eso es lo que intento hacer.
      Gracias por estar !!!!
      besosssss

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