lunes, 1 de julio de 2024

Sueños y visualizaciones

 



Hace unos meses estuve más de una semana enferma por Dengue. No podía moverme de la cama, no podía leer ni si quiera mirar televisión. Así que para no desesperarme me concentré en imaginar. 
Algo que siempre hice y que me dió buen resultado en el pasado.

Visualizar =Materializar

Así que me puse a visualizar/ soñar la compra de una casita con terreno. Una casa de unos 90 metros cuadrados con 400 de terreno estaría genial. 

Durante esos días se fue "generando" la visión:  Una casita cuadrada de un "señor inglés" muy educado que hacía tiempo tenía una casa en venta, segunda residencia, la cual había comprado para pasar los fines de semana con su esposa que era artesana y hacía: oh!!!! cuadernos y junks...

No la terminaba de vender (aunque estaba bastante bien de precio) porque la gente la encontraba muy pequeña, además de tener demasiado terreno y no una piscina. 
Cosa que no tener piscina sería algo ideal para nosotros.

El señor no había querido hacer una por no cortar un árbol de muchos años. Un manzano de tronco robusto que daba unas manzanas verdes hermosas. Como es habitual, a la gente no le gusta encontrar manzanas podridas en el suelo y bichos varios en lugar de una piscina.

Al fondo, había otro árbol gigante, un almendro. Que daba unas bonitas flores de color blanco. Tampoco había barbacoa, porque al "señor inglés" poco le importaban esas cosas. Eso restaba en lugar de sumar a la gente "normal". Pero como nosotros vamos un poco a contra corriente todo nos pareció perfecto. Los muros que franqueaban la casa eran altísimos, protegiendo la finca. La doble puerta de la entrada del garage era perfecta. 

Pero lo ideal era la casa por dentro. Tres habitaciones pequeñitas, una cocina comedor que daba al patio, con una pequeña chimenea. Todo muy bien amueblado, sin grandes lujos pero tampoco cutre. Gente modesta de muy buen gusto. La cocina totalmente equipada, llena de armarios con utensilios básicos que ya no deberemos llevarnos. Un alivio. 

El señor dijo que no quería nada, que para él era un estorbo y un quebradero de cabeza. Yo encantada. Pero lo más impresionante es el pequeño estudio taller. Al entrar en la casa, a la izquierda hay unas escaleras que llevan a un altillo y ahí se abre un pequeño estudio que da a una terraza. En esa habitación tenía el taller la señora inglesa. Diferentes mesas bien distribuidas, una con una máquina de coser, otra como mesa de corte. Diferentes estanterías con telas y cientos de botecitos con abalorios. Una pequeña encimera con un lavamanos y una lavadora al lado. Una puerta corrediza daba a la terraza.

Los de la inmobiliaria me dijeron; la casa es pequeña pero tiene encanto. Y vaya si lo tiene!. El señor ya no tiene mucha fe en venderla, porque hubieron muchas visitas pero nadie la quiso comprar. Sólo le preguntaban estupideces, como cuánto costaría poner una piscina y quién podría cortar el árbol...

Mientras recorría la casa creí que iba a morir de la suerte que habíamos tenido. El señor inglés notó mi entusiasmo. Cuando chillé al ver el taller de su difunta esposa, creo que ahí supo que se iba a forjar una linda amistad de esa compra-venta. 

No teníamos que comprar muebles, ni electrodomesticos, ni utensilios de cocina. Había de todo y todo con un gusto exquisito. ¿Cómo no hacer el esfuerzo de comprarla?

Pudimos además acceder a un pequeño crédito para gastar en una reja doble para un pequeño cerramiento lateral de la casa. Para que Maduixa pudiera estar de un lado y Palito y Coquito del otro en el mismo momento y no pudieran encontrarse, ni siquiera pasar una pata o un hocico y así evitar desgracias. 
Es lo que tiene tener un perro chungo que nunca quiso sociabilizar.

Podríamos tener un pequeño huerto y en los laterales del gran muro plantar calabazas. 
En el fondo del terreno pondremos una pequeña casita de madera dónde guardaremos las herramientas y quizás unas tumbonas de verano. 

Miré al señor inglés y le dije que cuando estuviéramos instalados íbamos a invitarlo a comer. Sus ojos brillaron. Creo que le gustó mucho la idea. 

Al fin su casa encontró a los propietarios perfectos. 



Nota: Cuando me encontré mejor, después de una semana con dolor de cabeza, de estómago, sin comer y con una urticaria en todo el cuerpo impresionante...escribí en mi cuaderno todo lo que había imaginado con gran detalle en esos días. Hoy me dió por pasarlo al blog. 
Es bonito imaginar. 
Y quién sabe...es cuestión de empezar a buscar la vivienda soñada...¿no?